El caso de Huebner
En 1725, en Hungría, se registraron cerca de un cementerio —donde fue enterrada una persona de apellido Huebner— extrañas muertes de animales y personas; las víctimas quedaban destrozadas, asumiendo que el criminal era un ser con mucha fuerza. El único que concordaba con esta descripción era Huebner que en vida se caracterizó por ser un hombre alto y fuerte.
Como los ataques siguieron, el comisionado dio la orden de exhumar el cadáver, descubriendo que a pesar de tener dos años de muerto, Huebner seguía intacto, sin señal de descomposición. Le clavaron una estaca en el corazón y quemaron el cuerpo. De esta manera los crímenes cesaron.
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